Jesús David Cruz Muratalla, un estudiante de secundaria de 13 años de edad, fue asesinado en un parque por un sujeto para robarle un celular que sus familiares le acababan de regalar.
Los hechos se registraron la noche del miércoles 8, cuando el niño se encontraba en el parque junto con una amiga y un individuo intentó arrebatarle el teléfono, y ante la resistencia del menor, el sujeto le disparó en el pecho. Huyó y no ha sido capturado.
Su muerte se suma a la de más de mil 512 personas, muchas de las cuales tenían vínculos con el crimen organizado y por ello, funcionarios del área de seguridad pretextan que la violencia solo les pega a los delincuentes.
En palabras de los secretarios de Seguridad Pública de Baja California y de Tijuana, Gerardo Sosa y Marco Sotomayor, la violencia afecta las zonas marginales, los “picaderos” y las cuarterías, mientras confían en aplicar estrategia que reduzcan en 10% las ejecuciones mensualmente.
Hasta el gobernador de Baja California, Francisco Vega, atribuye al trasiego de droga el 86% de las muertes registradas en esta entidad, y espera la llegada del secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, para que fluya el apoyo federal.
Ante este panorama, el presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública, Juan Manuel Hernández Niebla, aseveró que “ellos -los funcionarios de áreas estratégicas-, aseguran que la violencia está entre los malos y en zonas alejadas, pero todas las zonas pertenecen a Tijuana y las víctimas colaterales se están acumulando incluyendo niños”.
La jornada del miércoles 8 al jueves 9 de agosto sumó 15 ejecuciones entre las que destacan los casos de una mujer y un menor cuyos cadáveres fueron incinerados.
Vía Excélsior