Móvil en la cena. Móvil en la playa. Móvil en el baño. Móvil por todas partes. Los smartphone se han convertido en una prolongación de cualquier persona. Tal es la adicción que hasta hemos tenido que inventar algunos términos como phubbing, cuando alguien ignora lo que sucede a su entorno porque presta más atención a las nuevas tecnologías, y nomofobia, que es el miedo irracional a estar sin el teléfono encima. Pero no todo está perdido. Todavía estamos a tiempo de disfrutar de, al menos, las vacaciones sin que nos perturben los whatsapp, correos o hilos de Twitter. Si quieres iniciar la desintoxicación digital en estos días de descanso, varios expertos aportan algunas soluciones para que puedas quedarte sin cobertura.
Recupera tu radiodespertador
Las notificaciones no son para el verano
La conclusión de la Guía del Mercado Laboral 2018 de Hays es contundente: solo el 3% de los trabajadores desconecta en vacaciones. Y es que tener la oficina siempre a mano a través de un móvil, tableta y portátil es demasiado tentador para los empleados. Si de verdad queremos priorizar el descanso, nada de tener las notificaciones activadas. Adiós a la vibración, luces y ventanas emergentes. Silencia cualquier mecanismo que te avise de que algo nuevo ha llegado al teléfono. Si no te queda más remedio que mantenerte conectado por algún fleco laboral, simplemente deja aquellas indispensables para cumplir con esas tareas. Una vez terminadas, vuelve al modo avión de alertas.
Delimita los horarios
Hasta tal punto ha llegado la obsesión por el móvil que Francia ha tenido que legislar al respecto. A partir del próximo mes de septiembre, los estudiantes franceses menores de 15 años tendrán prohibido el uso del teléfono en cualquier zona de las escuelas. Sin tener que llegar hasta este extremo, la consultora Think&Action propone que durante las vacaciones delimitemos en qué momentos del día echaremos un vistazo a la pantalla. “No se trata de olvidarnos del móvil, sino de utilizar el sentido común. Lo más acertado es fijar un espacio de tiempo diario para consultar correos o estar al tanto de cualquier novedad tanto personal como laboral”, asegura.
Personaliza los tonos
En esta convivencia tan inseparable, entendemos que estés tan enamorado de tu móvil que alejarte de él roce el drama. Y es que, según el último estudio de Lynksis, las redes wifi condicionan las vacaciones. Para el 78,3% de los encuestados, es un factor decisivo disponer de acceso a internet en los alojamientos incluso cuando se trata de una isla perdida en el océano. Si en mitad del descanso no queda otra, por el motivo que sea, de seguir pegado al teléfono, la personalización de los tonos puede ser un gran aliado. Utilizar sonidos diferentes para los contactos y mensajes ayudará a que valoremos si se trata de algo muy urgente o, en cambio, podamos ignorarlo.
Borra algunas ‘apps’
Por drástico que parezca, la mejor manera de no mirar el móvil es si quitamos de en medio todas las aplicaciones que nos tienten. Se trata de dejar atrás la curiosidad. Si no existe, obviamente, no aparecerá nada en la pantalla. Durante las vacaciones podemos eliminar las que creamos que nos van a distraer mientras descansamos. Una vez que volvamos a la rutina, basta con instalarlas de nuevo. Si te decantas por esta opción, puede ser también útil para quitar muchas apps que lo único que consiguen es ocupar espacio innecesariamente y no las has utilizado más de un minuto desde que las descargaste.
Primero ansiedad, después normalidad
Con todo el apego que tenemos a los smartphone, no es de extrañar que surja cierta ansiedad cuando no lo tenemos cerca. Un estudio de Rastreator determina que un 25% de los españoles entre 18 y 65 años, unos 7,6 millones de personas, es adicto al móvil. Como argumentan desde el IMF Business School, es normal que al principio de la desintoxicación se genere este sentimiento, pero con el tiempo nos daremos cuenta de que es mucho más prescindible de lo que suponíamos en un principio. “No llevarlo encima nos ayudará a no caer en la tentación de revisar si tenemos algún me gusta o comentario. Podemos empezar a ponerlo en práctica mientras comemos”, sugieren.
Vía El Pais