El nuevo brote de viruela del mono (mpox) en África ha hecho que la OMS declara una emergencia de salud pública de importancia internacional. La variante (clado) I se ha extendido desde la República Democrática del Congo y, por el momento, un caso ha sido localizado en Suecia. No obstante, el organismo internacional ha lanzado un mensaje de tranquilidad: “La mpox no es la nueva covid”, ha afirmado Hans Kluge, director regional de la OMS en Europa. Lo cierto es que la UE ha asegurado que el riesgo de extensión del virus es bajo en el continente y, si bien no descarga que se produzcan nuevos casos importados, no ha recomendado tomar medidas adicionales al respecto.
España, sin embargo, no se ha quedado de brazos cruzados y, por el momento, actualizará la información de contagios de forma semanal y mejorará la información a los viajeros, a quienes recomendará vacunarse si se dirigen a algún país afectado por el brote de mpox. Si bien es el país europeo que más contagios ha registrado desde que se declarase la emergencia internacional en 2022 (un total de 8.104 casos desde abril de ese año), su incidencia se ha disminuido enormemente gracias a la vigilancia y la vacunación. El Ministerio de Sanidad ha informado de que en los últimos 10 días tan solo se han notificado cuatro nuevos casos y todos corresponden a la antigua variante (clado II), sin mayor gravedad en los síntomas.
Actualmente el virus de la mpox no presenta gran peligro en España, pero ello no quiere decir que sea imposible contagiarse, especialmente para los grupos vulnerables. La enfermedad se transmite entre personas que mantienen un contacto estrecho, principalmente durante relaciones sexuales, pero también a través de objetos contaminados.
La viruela del mono “es una enfermedad vírica provocada por un Orthopoxvirus similar al virus que causa la viruela”, ha explicado en un comunicado Susana Montenegro, enfermera del Instituto Español de Investigación Enfermera del Consejo General de Enfermería (CGE). Cualquier persona si mantiene un contacto físico estrecho, y no necesariamente tiene que ser sexual con la persona infectada, puede adquirir la viruela del mono.
Los primeros síntomas son similares a la gripe, con fiebre, dolor de cabeza y dolores musculares, pero al bajar la fiebre, “aparecen erupciones localizadas, principalmente en la cara y luego se pueden extender a otras partes del cuerpo, sobre todo en las palmas de manos y plantas de los pies”, ha afirmado Montenegro.
“La enfermedad se detecta a través de la evaluación de los síntomas que tiene el paciente y del historial de exposición que haya tenido de la enfermedad”, ha explicado Montenegro, si bien la confirmación definitiva se obtiene a través de una PCR. En caso de diagnóstico positivo, lo primordial es aislarse para evitar contagiar a otras personas y notificar a los contactos estrechos para que estén alerta. Al ser una enfermedad vírica, se realiza un tratamiento de los síntomas. No existe un tratamiento específico, pero suelen utilizarse medicamentos antivirales comúnmente utilizados contra la viruela, como el tecovirimat (TPOXX) o el brincidofovir (Tembexa). Además, hay que mantener una adecuada higiene de manos y desinfectar nuestros objetos personales. Y, muy importante, hay que evitar tocar las lesiones porque puede aumentar el riesgo de transmisión”, ha resaltado Montenegro. La mayoría de los casos se resuelven dentro de 2 a 4 semanas.
La enfermera insiste en la importancia de la vacunación frente al virus de la viruela del mono, tanto antes como después de la exposición a la enfermedad. Según datos del Ministerio de Sanidad, solo la mitad de los 40.000 vacunados en nuestro país, completaron la pauta completa (dos dosis), por lo que, desde el CGE se anima a las otras 20.000 a acudir a sus centros de vacunación para que les administren la segunda dosis.
“Lo fundamental ahora es concluir con la inmunización de esas más de 20.000 personas que no han completado la pauta y, además, hacer un llamamiento a aquellas personas que estén dentro de la población diana fijada por el Ministerio de Sanidad que no se hayan puesto ninguna”, ha indicado Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería.
Igualmente, han insistido en la necesidad de que los trabajadores sanitarios dispongan de equipos de protección personal (EPP) para tratar a los pacientes infectados. “Ya vimos lo que ocurría en otras crisis sanitarias como la del ébola o, más recientemente, con el COVID- 19. No se pueden cometer esos errores y no podemos permitir que nuestros compañeros se enfrenten a un virus contagioso sin los materiales necesarios para protegerse”, ha añadido Pérez Raya.
(Con información de Infobae)