El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y su homólogo ucranio, Volodímir Zelenski, han firmado un acuerdo bilateral de defensa con el que buscan garantizar la capacidad defensiva de Ucrania y aproximar un poco más a Kiev a su meta soñada, el ingreso de pleno derecho en la OTAN. “Este acuerdo acelera la integración de Ucrania en las comunidades transatlánticas. Incluye importantes compromisos de Ucrania sobre reformas de seguridad, económicas
y democráticas en línea con sus metas de acceso a la Unión Europea y la OTAN”, apuntaba el inquilino de la Casa Blanca en una rueda de prensa conjunta retransmitida por televisión. Por su parte, Zelenski aseguraba que se trata del “acuerdo más firme entre Estados Unidos y Ucrania desde nuestra independencia” (de la Unión Soviética, en 1991).
Los dos presidentes se reunieron este jueves en los márgenes de la cumbre del G-7 en Borgo Egnazia, en el sur de Italia, apenas una semana después de haber conversado en París. El nuevo acuerdo, que tendrá una vigencia renovable de diez años, estipula que en caso de nueva agresión contra Ucrania, las autoridades militares de los dos países tendrán un plazo de 24 horas para reunirse y determinar cómo responder.
Con él, la Administración de Biden busca lanzar un mensaje de tranquilidad a Ucrania y garantizarle el respaldo de la primera potencia en la guerra actual o hipotéticas futuras agresiones. En clave interna, también pretende proteger, en la medida de lo posible, una de sus grandes prioridades en política exterior y de defensa ante el posible regreso a la Casa Blanca de Donald Trump. El candidato republicano, por delante en la mayoría de las encuestas, volvía a criticar este mismo jueves que Estados Unidos entregue ayuda militar a Ucrania.
El pacto, tal y como lo había descrito previamente el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, busca fortalecer la capacidad defensiva de Ucrania y dejar claro que el apoyo de Washington al país invadido “continuará a largo plazo en el futuro… especialmente en el área de la Defensa y la seguridad”. Promete asistencia militar, ayuda humanitaria y cooperación financiera, y resalta la integridad territorial del país invadido hace más de dos años.
“Para garantizar la seguridad de Ucrania, ambas partes reconocen que Ucrania necesita una fuerza militar significativa, capacidades sólidas e inversiones sostenidas en su base industrial de Defensa que sean consistentes con los estándares de la OTAN”, apunta el texto. “Estados Unidos se compromete a apoyar el que Ucrania desarrolle un sistema de defensa antimisiles y aéreo. Ambas partes darán nuevos pasospara la transición de una arquitectura de defensa moderna para Ucrania a lo largo del tiempo, con radares, interceptores y equipo de apoyo en el espectro táctico y estratégico”, indica.
Y declara que “el futuro de Ucrania está en la OTAN”. Una frase de esperanza para Zelenski, al que ya se le ha dejado claro que la próxima cumbre de la Alianza, en Washington el mes próximo, no se planteará la membresía de Kiev.
Pero, al no tener categoría de tratado —algo para lo que sería necesario el visto bueno de ambas cámaras del Congreso, algo impensable hoy por hoy— un futuro presidente podría cancelar el flamante acuerdo de un plumazo.
Trump, que en el pasado se había mostrado crítico hacia la ayuda a Ucrania y ha llegado a asegurar que resolvería la guerra en cuestión de 24 horas obligando a Moscú y a Kiev a negociar, no dio orden a los legisladores republicanos de bloquear el paquete de asistencia de 61.000 millones de dólares que el Congreso aprobó en abril tras meses de retraso. Pero en una visita este jueves al Capitolio para reunirse con la bancada de su partido volvía a mostrarse crítico. Según revelaban algunos de los parlamentarios conservadores, el expresidente se preguntaba “si Ucrania gana la guerra, ¿en qué nos beneficia?”.
(Con información de El País)