A comienzos de este año se produjo el mayor robo de criptomonedas del mundo.
Coincheck, una de las casas de cambio de monedas virtuales más grandes de Japón, perdió activos por un valor de US$534 millones y congeló gran parte de los depósitos y retiros de sus clientes.
Según cálculos de especialistas en seguridad informática, en la primera mitad de este año grupos de hackers han robado al menos US$1.100 millones en dinero digital.
«Es impresionante lo fácil que es hacerlo, sin tener ninguna habilidad tecnológica», dijo en su momomento Rick McElroy, estratega de la compañía Carbon Black.
Y lo más complejo es que la posibilidad de recuperarlo es prácticamente nula, porque habitualmente los recursos robados por cibercriminales terminan siendo utilizados para lavar dinero.
Ante este escenario, los inversionistas han buscado distintas maneras de protegerse.
Una de ellas es el uso de «monederos fríos» que almacenan el dinero de modo offline -a diferencia de las tradicionales billeteras digitales online- para evitar un ataque cibernético.
Ser trata de una simple memoria USB (el típico pendrive) o incluso un pedazo de papel, donde alguien deja los códigos que le permiten guardar millones de dólares en criptomonedas.
Aunque también existen empresas que venden dispositivos diseñados especialmente para almacenar estos datos y que, a simple vista, parecen una memoria USB como cualquier otra, pero en realidad no lo son.
«Conservar el anonimato»
Con estos productos, como no hay un ente externo que custodie los fondos (como podría ser una casa de cambio), el dueño del monedero es el único que tiene acceso a su llave privada, algo que le daría más confianza y a la vez le permitiría conservar su anonimato.
«Guardar las criptomonedas de manera offline es una precaución necesaria, especialmente cuando se manejan grandes cantidades», le dice a BBC Mundo Marek Palatinus, fundador y director ejecutivo de Trezor, una de las firmas que vende este tipo de dispositivos.
¿Pero cual es la diferencia entre guardar los datos en una simple memoria y comprar un dispositivo para criptomonedas?
«Una memoria externa es solo un almacenamiento de llaves privadas, lo que significa que cuando quieres hacer una transacción, tienes que conectarla al computador», dice Palatinus.
En ese momento los activos quedan expuestos.
En cambio los monederos fríos creados para este propósito, permiten hacer transacciones directas «sin tener que enviarlas a un computador», agrega.
Las «frases secretas»
Por otro lado, los almacenamientos conectados a la web o «monederos calientes» que han demostrado ser vulnerables a los ataques criminales, también tienen algunas ventajas, dicen los expertos.
«Los monederos calientes te permiten acceder a tu dinero en cualquier momento y desde cualquier dispositivo, por lo tanto son rápidos y convenientes«, le dice a BBC Mundo David Emm, investigador de la firma Kaspersky Lab UK, un holding dedicado a la seguridad informática registrado en Reino Unido, cuya sede principal está en Moscú.
Sin embargo, advierte Emm, en el caso de los monederos online, el usuario confía la seguridad de sus activos a un tercero, y eso también tiene sus riesgos.
«Cuando hay muchas criptomonedas, los criminales buscarán la manera para intentar robarlas».
«Y si algo le pasa al proveedor del servicio, hay una alta probabilidad de que pierdas tu dinero«, señala Emm.
En medio de este mundo de transacciones virtuales, también existen otras opciones más simples para almacenar la información, como por ejemplo, los monederos de papel.
Como indica su nombre, las personas imprimen los datos para acceder a su dinero en un pedazo de papel.
Se trata de largos códigos compuestos por letras y números, que también se pueden imprimir en cualquier tipo de material, como por ejemplo, un trozo de plástico.
Y para los más desconfiados, también está la opción de los «monederos cerebrales»: aprenderse los códigos de memoria.
Dado que éstos son muy largos, los usuarios han inventado fórmulas para aprendérselos, utilizando palabras secretas conocidas como «seed phrase» o frases semilla.
Pero si se te olvidan… adiós dinero, porque aparentemente no existe ninguna forma de recuperarlo.