Josué David Brizuela, uno de los migrantes procedentes de Venezuela, ha alzado la voz para denunciar la difícil situación que él y su familia están experimentando en Chiapas debido a la falta de apoyo y permisos por parte del Instituto Nacional de Migración (INM).
En una entrevista, Brizuela explicó que el INM los trajo desde Tapachula, donde no se atendió su solicitud, a la ciudad de Tuxtla Gutiérrez. Sin embargo, en Tuxtla Gutiérrez tampoco pudieron regularizar su estancia legal en México ni obtener un permiso especial para transitar hacia la frontera norte, su destino final en su búsqueda de un cambio de vida en los Estados Unidos.
A su llegada a la capital de Chiapas, los migrantes se dispersan por las calles y avenidas de la ciudad en busca de la ayuda de la población local para reunir fondos y continuar su ruta hacia los Estados Unidos. Josué David Brizuela viaja junto a su esposa y dos menores de edad, uno de los cuales duerme en sus brazos mientras otro descansa en la banqueta.
El deseo de Brizuela y su familia es proporcionar una vida mejor para sus hijos, escapando de las dificultades que enfrentan en Venezuela. Sus hijos tienen siete y dos años de edad, mientras que él tiene 33 años y su esposa 30. Son una familia joven que ha estado caminando durante dos meses desde su lugar de origen en busca de una oportunidad en los Estados Unidos.
Brizuela describió las difíciles condiciones que han enfrentado en su viaje, incluyendo dormir en la calle y enfrentar escasez de alimentos. «La vida no es fácil», enfatizó. A pesar de las adversidades, su determinación por alcanzar un futuro mejor para su familia sigue firme.
El migrante venezolano señaló que no han regresado al INM ya que desde un principio les han negado todo tipo de apoyo y permisos. «El Estado Mexicano podría otorgarnos un permiso para transitar sin problemas, pero no es así. Nos tratan con violencia y no nos documentan«, afirmó Brizuela.
La familia llegó a Chiapas a través de la localidad de Suchiate y tenían la esperanza de obtener ayuda de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), pero también encontraron obstáculos en ese camino. «El INM nos trajo a Tuxtla Gutiérrez y nos dejó en la calle, donde buscamos cómo comer. Vamos por nuestra meta, en los Estados Unidos ya tenemos familiares», comentó Brizuela.
La migración representa un alto costo económico, riesgos y amenazas, pero Josué David Brizuela y su familia están decididos a seguir adelante en busca de un futuro mejor. Su testimonio destaca los desafíos que enfrentan los migrantes en su camino hacia un nuevo horizonte.
(Con información de El Heraldo de Chiapas)